Formosa, 12 de Octubre de 2011 -
Agustín Santillán, Referente de la Comunidad Wichí Barrio Obrero de Ingeniero Juárez, Depto. De Matacos, Formosa, Argentina.
Quiero decir a todos los aborígenes que este es un día triste. Que nuestros ancestros sufrieron por recuperar la tierra y murieron por defender lo que los invasores con sus frutos, cultivos y riqueza nos quitaron.
Hoy los ancianos recuerdan con los jóvenes y es un día triste. Animémonos a unificar la lucha, para que haya justicia y se respeten nuestros derechos, sigamos firmes, por las generaciones que vendrán, no podemos decaer ni temer.
“Aunque me maten o destruyan, mis soldados serán eternos” dijo Tupac Amaru. Nosotros somos esos ejércitos de la lucha por la tierra, la vida y la libertad.
Y como los jóvenes aborígenes somos los más perjudicados por la discriminación y la negación de la cultura invasora y los poderosos, los llamo a reflexionar, para que ya no tengamos más miedo ni vergüenza de reconocernos como quien somos y debemos estar orgullosos, para hablar, reivindicar y recuperar nuestros idiomas, la cultura, el respeto a la tierra y nuestra vida con ella.
Recuperemos el espíritu de lucha por la vida y la tierra, el legado de nuestros ancestros, es nuestra responsabilidad para hacer que lo que llegó a nosotros perdure, florezca y llegue a los que vendrán, reponiéndonos a tanto sufrimiento que pasamos, persecuciones, amenazas y carencias que tenemos que pasar.
Quiero decir a todos los aborígenes que este es un día triste. Que nuestros ancestros sufrieron por recuperar la tierra y murieron por defender lo que los invasores con sus frutos, cultivos y riqueza nos quitaron.
Hoy los ancianos recuerdan con los jóvenes y es un día triste. Animémonos a unificar la lucha, para que haya justicia y se respeten nuestros derechos, sigamos firmes, por las generaciones que vendrán, no podemos decaer ni temer.
“Aunque me maten o destruyan, mis soldados serán eternos” dijo Tupac Amaru. Nosotros somos esos ejércitos de la lucha por la tierra, la vida y la libertad.
Y como los jóvenes aborígenes somos los más perjudicados por la discriminación y la negación de la cultura invasora y los poderosos, los llamo a reflexionar, para que ya no tengamos más miedo ni vergüenza de reconocernos como quien somos y debemos estar orgullosos, para hablar, reivindicar y recuperar nuestros idiomas, la cultura, el respeto a la tierra y nuestra vida con ella.
Recuperemos el espíritu de lucha por la vida y la tierra, el legado de nuestros ancestros, es nuestra responsabilidad para hacer que lo que llegó a nosotros perdure, florezca y llegue a los que vendrán, reponiéndonos a tanto sufrimiento que pasamos, persecuciones, amenazas y carencias que tenemos que pasar.
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